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Síndrome del Túnel Carpiano: Soluciones prácticas
Las posturas forzadas y los movimientos repetitivos son dos de las causas de problemas musculoesqueléticos más frecuentes en los trabajos de oficina. La configuración del puesto de trabajo obliga de oficina o similar en muchas ocasiones a que las articulaciones de manos y brazos se encuentren lejos de su posiciones neutras, mientras que el tipo de tareas de introducción de datos mediante teclado o ratón suponen una elevada frecuencia de repetición de movimientos de los dedos. La combinación de ambos factores produce en los tejidos blandos inflamaciones por fricción, reducción en el riego sanguíneo y otros efectos negativos que afectan a los nervios cercanos y dan lugar a molestias, dolor e incluso incapacidad para desarrollar con normalidad las tareas laborales y de la vida personal.
Uno de los trastornos más famosos en este ámbito laboral es el síndrome del túnel carpiano. Afecta a la mano cuando se produce la compresión del nervio mediano, que pasa por el canal que dejan los huesos del carpo y los tendones en la muñeca, por la inflamación de las estructuras blandas cercanas. Aunque no se ha podido demostrar científicamente la relación causal entre el uso intensivo de ratones y teclados y la aparición de este síndrome, lo que se constata en la práctica es la aparición de síntomas similares en estas circunstancias.
Los afectados sienten dolor en casi todos los dedos, adormecimiento (parestesias) y pueden llegar a sufrir pérdidas de sensibilidad que conduzcan a atrofias musculares. Algunas enfermedades y traumatismos pueden causar este síndrome, pero hay un 15% de los casos en los que no hay una causa concreta.
El diagnóstico de este síndrome se realiza actualmente por parte del médico, mediante la entrevista con el paciente y la exploración. Existen algunos intentos para objetivarlo, como por ejemplo mediante valoración funcional con instrumentación, como éste estudio del Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV).
La extensión de la articulación de la muñeca (el desplazamiento hacia arriba de la mano) es un factor de riesgo para desarrollar o acentuar un síndrome de túnel carpiano, así como el alternar aumentos y disminución de fuerzas (típico en tareas de tecleo y uso del ratón).
Para prevenir la aparición de este síndrome, se recomienda reducir en lo posible la excesiva extensión de la muñeca. Para ello, existen soluciones prácticas como las almohadillas o las muñequeras acolchadas por la parte inferior que permiten apoyar la muñeca. También existen ejercicios de fisioterapia para realizar estiramientos que liberan la presión del nervio mediano. Más información sobre estos ejercicios se puede encontrar aquí
En ocasiones es necesario recurrir a la cirugía para liberar el nervio cortando el ligamento que lo está comprimiendo. La efectividad de este procedimiento quirúrgico es variable y empeora cuanto más tiempo se haya presentado el problema. Más información sobre las características médicas del síndrome del túnel carpiano aquí
Otros problemas quizá no tan frecuentes pero sí muy incapacitantes son los relacionados con las desviaciones laterales de la mano al utilizar el ratón. La repetitividad de los movimientos en una postura que también resulta forzada para la articulación de la muñeca y la prolongación temporal de este estado también conducen a la inflamación por rozamiento y a dolor.
Algunos intentos de solución de este problema han pasado por limitar la movilidad de la mano en el plano de la mesa, aunque la utilización de férulas u otro tipo de ortesis resulta incómoda. Parece mucho más prometedora la utilización de ratones verticales, en los que los botones y la rueda del dispositivo están situados verticalmente en lugar de horizontalmente (como sucede en los ratones convencionales) y para desplazar el ratón se agarra el mismo entre la palma de la mano y el dedo pulgar.
Hasta cierto punto sucede lo mismo cuando se utiliza el teclado, sobre todo si éste es pequeño como sucede en muchos portátiles. En este caso, ambas manos tienen que estar en desviación cubital (dobladas hacia afuera) lo que puede ser incómodo o asociarse a problemas como el síndrome que estamos comentado.
Existen diseños de teclado que pueden ayudar a corregir estas desviaciones, cambiando el ángulo en el que se sitúan las teclas respecto al borde del portátil o de la mesa si es un teclado independiente; o incluso dividiendo el teclado en dos secciones, separadas o unidas por un cable o una articulación. Ésta última solución permite además modificar el ángulo del plano del teclado respecto de la mesa, con lo que otras desviaciones pueden corregirse, persiguiendo el mismo efecto: que la muñeca se encuentre en una posición neutra.
Son necesarios más estudios independientes y de calidad para determinar qué diseños de estos dispositivos de interacción con las pantallas de visualización son los más adecuados desde el punto de vista ergonómico. Mientras llegan, la mejor guía de selección es el criterio de un Ergónomo experto.