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Mesas regulables en altura: el nuevo paradigma en el trabajo de oficina
Las mesas de altura regulable son unos muebles de oficina que han estado en la mente de los ergónomos durante muchos años. Varios fabricantes (fundamentalmente de los países escandinavos) desarrollaron hace bastante tiempo productos comerciales, aunque a precios elevados que limitaban la introducción en el mercado. El tradicional elevado coste de los motores y los sistemas de control ha podido frenar la introducción de esta funcionalidad en el mercado.
Esto se entiende mejor si se considera que tradicionalmente sólo se consideraba una postura (la sentada convencional) y la movilidad se atribuía a la silla. La inversión en una mesa motorizada que se ajusta una sola vez (o, a lo sumo, cuando cambia el usuario) no parece demasiado rentable. Esta situación ha cambiado radicalmente gracias a dos factores:
- Con el desarrollo de la competencia global en los sectores de la construcción mecánica, eléctrica y electrónica. Actualmente coexisten productos de alta gama (como la mesa SKALA del fabricante español FORMA 5) con otros de nivel más básico, aunque con prestaciones notables.
- Ha cambiado el paradigma sobre las posturas en las que se recomienda realizar el trabajo de oficina. Hay una tendencia creciente a proponer que se cambie frecuentemente de postura (trabajar de pie, sentado, arrodillado o semisentado) como medio para permitir que las estructuras del cuerpo se recuperen, en particular los tejidos blandos de la zona lumbar y del cuello.
Las mesas de altura regulable mediante motores eléctricos cómodamente controlados con mandos electrónicos y que se pueden adquirir a precios razonables son una herramienta ergonómica poderosa dentro de un puesto de trabajo de oficina en el que se integran los principios de la Ergonomía activa.
En este marco, recientemente llegó a nuestro conocimiento que se había realizado una investigación sobre cómo debería ser un puesto de trabajo de oficina con pantallas de visualización en el que la mesa fuera regulable en altura para permitir trabajar de pie. Siempre habíamos pensado que no era una simple cuestión de añadir la altura que suman las piernas extendidas y que todo lo demás se mantendría igual; pero esa intuición se ha visto confirmada por el conjunto de estudios a los que me refiero.
Se trata de un trabajo para una tesis de la Universidad de Harvard con el título “Moving Away From the Traditional Desktop Computer Workstations: Identifying Opportunities to Improve Upper Extremity Biomechanics” que ha redactado Michael Yi Chao Lin. En él, el autor pretende mejorar la Biomecánica de las extremidades superiores durante el uso de los aparatos electrónicos más usuales en el trabajo de oficina en la postura de pie: monitor, teclado y ratón. El experimento se realizó con 20 personas sin problemas de cuello o extremidades superiores simulando tareas de oficina durante períodos de 45 minutos separados por descansos. Cada período se dividió en segmentos de 11 minutos. A los participantes se les permitía ajustar libremente los elementos del puesto (altura de la superficie de trabajo, altura e inclinación del monitor, posición horizontal del teclado y el ratón) antes y durante las tareas hasta que se encontrasen cómodos, tanto de pie como cuando estaban sentados. Las dimensiones y ángulos fueron comparados en las dos posturas, tomando tres referencias: el borde de la mesa más próximo al cuerpo, la posición del esternón durante la tarea y la posición de esternón en una postura de referencia repetible. En la siguiente tabla se detallan los valores medios de esas variables para la referencia del borde de la tapa más próximo al cuerpo. Se indican con un asterisco las variables en las que las diferencias son estadísticamente significativas:
Resumiendo cualitativamente los resultados anteriores, los sujetos de ensayo cuando trabajaban de pie en este tipo de mesa:
- Alejaban el teclado.
- Situaban el plano de trabajo por debajo de la altura del codo (por tanto, el teclado y el ratón quedan por debajo del codo)
- Subían más el monitor
- Inclinaban más el monitor hacia atrás.
En cuanto el ajuste preferido para los tres elementos básicos (altura del plano de trabajo, altura de la pantalla y ángulo de la pantalla), los resultados fueron los siguientes:
Estas tendencias de ajuste “natural” para lograr una configuración confortable son muy relevantes para los que nos dedicamos al asesoramiento en la prescripción de producto ergonómico y especialmente críticas para los Técnicos de Prevención, que se van a enfrentar pronto a la extensión de los puestos de trabajo con pantallas en los que se pueda trabajar de pie, como está sucediendo ya en Estados Unidos, el Reino Unido y el norte de Europa.
Y desde un punto de vista metodológico, el análisis de la efectividad del protocolo psicofísico empleado permite al autor afirmar que disponemos de una nueva herramienta que proporciona medidas de variabilidad intersujeto e intrasujeto limitada y convergentes, de modo que es posible extraer conclusiones fiables a partir de los datos.
Desde Ergonomik animamos a los investigadores españoles a replicar este estudio para adaptarlo a la antropometría de nuestros trabajadores y ofrecemos nuestros productos SKALA y HEAD (Highly Ergonomic Adjustable Desk) para este fin.

Sillas de oficina para casa: cómo elegir (ergonómicamente)
Normalmente no nos piden opinión cuando la empresa decide cambiar el mobiliario, de manera que tiene poco sentido plantearse la pregunta de cómo elegimos una buena silla de oficina desde un punto de vista ergonómico. Desgraciadamente, el gerente o el responsable de compras tampoco se preocupa (o al menos no es consciente) de que la silla es un elemento de trabajo muy importante para la salud del trabajador y para su productividad. Y no es por falta de medios, ya que los servicios de prevención ajenos que suelen tener las empresas cuentan con técnicos de prevención con formación en ergonomía. De todas formas, por si algún responsable de comprar sillas de oficina lee este post, aquí encontrará una publicación del IBV sobre el tema. Aunque ya tiene unos años, los fundamentos ergonómicos sobre los que se escribió siguen siendo válidos en general.
A pesar de lo anterior, muchos tenemos en casa un pequeño despacho o, al menos, un rincón para el ordenador. Y a veces pasamos muchas horas navegando, jugando o revisando papeles. También es frecuente que nuestros hijos, sobre todo en la etapa del bachillerato, la FP o la Universidad se pasen muchas horas sentados en sus cuartos estudiando. En todas estas situaciones sí que tenemos la posibilidad (y la responsabilidad) de elegir una buena silla de oficina. Evidentemente, cada uno tiene su presupuesto y el tipo de material y la calidad de los acabados encarecerán más o menos el producto final. Aunque probablemente te tendrás que olvidar de la silla de 90 € que publicitan en el catálogo comercial que encontraste en el buzón, no es imposible comprar una buena silla de oficina a un precio razonable.
La silla de oficina es un soporte del cuerpo para la postura sentada durante la ejecución de una serie de tareas. Teniendo esto presente, lo que deberíamos pedirle a una buena silla desde el punto de vista ergonómico es:
- Que se ajuste a las dimensiones corporales del usuario (o de los usuarios). Cuando estamos sentados realizando las tareas, la espalda debe poder apoyarse bien en el respaldo, sobre todo en la zona lumbar y los pies deben poder apoyarse firmemente en el suelo. Debe haber al menos un hueco de dos centímetros entre el borde delantero de la silla y la parte posterior de tus rodillas. Si tiene reposabrazos, éstos no deben impedir que la silla se acerque a la mesa hasta que podamos apoyar completamente los antebrazos. La solución ideal sería que cada persona tuviera una silla personalizada según su antropometría. Como eso no sería económico para la mayoría de las personas, en la práctica se opta por la presencia de regulaciones. Una buena silla de oficina tiene regulación de altura del asiento, de altura del apoyo lumbar de la tensión de basculación (lo duro o blando que es el movimiento del asiento y del respaldo), de la profundidad del asiento y de la altura de los reposabrazos.
- Que el contacto del cuerpo con el asiento y el respaldo no sea excesivamente mullido ni excesivamente duro. En el primer caso, el cuerpo queda “empotrado” en los materiales (normalmente, espumas y textiles) y se dificulta la movilidad además de aumentar el área de contacto con lo que el calor se elimina con más dificultad. En el segundo caso, determinadas zonas sobre todo en los muslos pueden estar sometidas a presiones excesivas que produzca molestias o entumecimiento.
- Que facilite al máximo la movilidad, tanto durante el uso de la silla como al sentarse y levantarse. Para esto último es requisito imprescindible que el asiento sea giratorio y que la base tenga ruedas (normalmente sobre 5 apoyos para garantizar la estabilidad). Para lo primero, es crítico que el asiento y el respaldo puedan girar y que el mecanismo sea sincronizado. Esto quiere decir que, por cada grado que se incline el asiento el respaldo tiene que inclinarse una serie de grados (entre 4º y 6º, según los expertos). Esto se basa en la forma en la que nuestra columna vertebral va girando cuando inclinamos el cuerpo hacia atrás cuando estamos sentados. Un buen sincro hará que la zona lumbar de nuestra espalda siempre esté en contacto con el apoyo lumbar.
Pero, ¿cómo sé yo todo esto cuando voy a comprar? Pues muy sencillo. Si haces la compra por internet, asegúrate de que el vendedor te incluye una descripción que recoja los requisitos que hemos puesto más arriba y haz tus pruebas en casa para ver si la silla te va a venir bien para tus dimensiones corporales o no. El resultado no será 100% exacto, pero si no pueden decirte si la silla lleva sincro o el rango de regulación de altura del asiento, difícilmente quien la vende se ha parado a exigirle al fabricante unos mínimos de ergonomía. Y si puedes ir a la tienda a elegir tu silla para tu “oficina en casa”, es tan fácil como pedirle al vendedor que te la ajuste y que te la deje probar un rato frente a una mesa que tenga una altura parecida a la que tienes en casa. El criterio para saber si es buena es sencillo: simula que trabajas y observa si lo haces cómodamente con los pies en el suelo, la espalda bien soportada a nivel lumbar (que se note apoyo ahí, pero sin pasarse) y que puedas meter dos dedos entre el borde delantero del asiento y tus piernas. Si después de 5-10 minutos sentado no tienes molestias en las nalgas o en la espalda y no tienes la sensación de estar encajado, probablemente el acolchado será adecuado.
Y lo mejor es comprar sillas de oficina que hayan sido evaluadas, contando con usuarios, por entidades independientes y de prestigio como el IBV. No son muchas las marcas que lo hacen, pero si las buscas las puedes encontrar.

Mochilas escolares y dolor de espalda en niños
Estamos terminando las vacaciones y llega el momento de pensar en ponerlo todo a punto para el nuevo curso. Libros, material, ropa, actividades extraescolares, … Mil cosas en las que pensar y justo cuando se nos ha acabado el tiempo libre.
El eterno retorno otoñal de las mochilas
Una de las cosas que más nos preocupan a los padres es la salud de nuestros hijos y en los últimos años hay una corriente de opinión que echa la culpa a las mochilas del colegio por el aumento de dolor de espalda en los niños. Lo cierto es que hay estudios como éste que afirman que hasta un 37% de niños de entre 11 y 14 años sufren de dolor de espalda. Y uno de los factores a los que se atribuye este problema es al exceso de peso o la inexistencia de taquillas en los colegios para guardar los libros.
En España, instituciones tan reconocidas como la Fundación Kovacs atribuyen a esta situación la suficiente importancia como para hacer recomendaciones, aunque no existe una base amplia de estudios científicos como para que sean más precisas. Hace unos años, esta entidad y la Organización Médica Colegial publicaron un tebeo sobre el asunto que se puede descargar gratuitamente aquí.
Entre las recomendaciones de los especialistas en salud, destaca que el niño o niña no debería transportar en la mochila más del 10% de su propio peso corporal. Es decir, si un niño pesa 30 kg, la mochila completa no debería pesar más de 3 kg. Con la cantidad de libros que deben llevar cada día, el material escolar mínimo, el bocadillo, la botella de agua (sí, en algunos casos también llevan agua al cole) parece difícil cumplir ese límite. La mejor solución sería que los libros se quedasen en el colegio y que sólo se transportasen los cuadernos para hacer los pocos deberes que una escuela eficiente debería poner para casa.
Si se puede evitar llevar la carga sobre la espalda, mejor. Una mochila con ruedas de un diámetro suficiente (si son muy pequeñas ruedan muy mal) y un asa que se pueda regular en altura para que el hombro quede a su altura natural al tirar, es una solución a la que sólo habría que añadir alternar el brazo con el que se hace el esfuerzo. Algunos expertos advierten que esta situación puede entrañar riesgos para la zona de la muñeca, aunque no existen estudios que lo avalen.
Si no es posible, la carga debe repartirse simétricamente sobre la espalda y no debe bailar, sobresalir de la espalda ni colgar demasiado. Para ello hay que revisar en cómo están ajustadas las correas. Cuidando de que los tirantes estén bien acolchados evitaremos que se claven en la piel de los hombros. Finalmente, siempre hay que aplicar el sentido común y no obsesionarnos con el asunto de la mochila: si, como muchos padres, llevas a tu hijo al colegio en el coche, la mochila será un asunto secundario, porque el tiempo efectivo que la llevará colgada será muy reducido. Si vas andando o en bici, seguro que puedes llevarla tú un rato y así reduces también el tiempo de carga. En Ergonomía, no sólo importa los esfuerzos que haces sino cómo los haces y durante cuánto tiempo.
De mobiliario escolar, clases, deberes y videojuegos
Contrasta esta preocupación por las mochilas con la poca atención que se presta a otros factores que son más importantes porque los niños están sometidos ellos durante mucho más tiempo que el que llevan la mochila colgada.
En primer lugar, me refiero al mobiliario escolar, que poco a poco se va adaptando al crecimiento de la estatura media de la población, pero que sigue careciendo de regulaciones (en particular de altura de las mesas) y ni siquiera existe la posibilidad de elegir la talla adecuada para cada niño. Entre un niño con un percentil 95 de estatura (es decir, la estatura por debajo de la cual se encuentran el 95% de los niños) y una niña del percentil 5 (la estatura por debajo de la cual se encuentran sólo el 5% de las niñas) hay muchos centímetros de diferencia. Si esto le sumamos que en una misma clase hay niños de enero y niñas de diciembre, el desajuste entre el mobiliario y las dimensiones corporales de los niños puede ser muy pronunciado.
La organización de las clases (al menos en España) se basa en que el alumno permanece sentado durante mucho tiempo, aunque se fraccione para descansos o cambios de asignatura. En una escuela ergonómica (y en el trabajo de oficina, también) las posturas de pie, sentado y semisentado deberían alternarse para permitir la recuperación del cuerpo. En particular, la curva de la parte baja de la espalda debería estar más tiempo en su configuración natural, que es curvada hacia dentro del cuerpo (técnicamente se dice que la columna vertebral lumbar está en lordosis).
Finalmente, cuando el niño o niña salen de clase pueden volver a someter a sus cuerpos a situaciones poco saludables desde el punto de vista ergonómico. Si se pasan una o dos horas haciendo los deberes sentados en una silla (aunque sea mucho mejor que la del colegio) y luego se vuelven a sentar en el sofá para ver la tele o jugar a videojuegos, no permiten que su cuerpo y en especial los músculos de la columna se recuperen.
Es muy recomendable según los expertos de la OMS que los niños realicen Actividad Física Moderada al menos una hora al día. Los discos intervertebrales, los ligamentos y músculos de la columna y en general todos los sistemas corporales se benefician de los esfuerzos dinámicos (cambiantes con el tiempo) y variados que se dan en el juego y el deporte.
Volver a lo tradicional a veces está muy bien
Por tanto, quizá deberíamos preocuparnos un poco menos por la nueva mochila y más por organizar la vida escolar y familiar de una forma más ergonómica y razonable. Si lo pensamos bien, nosotros mismos conocemos la sensación de volver corriendo del cole, tirar la mochila en el sofá de casa y marcharnos a la calle a jugar con los amigos. ¿Verdad?

Apoyar bien la muñeca es esencial
Vestir a un santo desvistiendo a otro.
La llegada de los ordenadores al mundo del trabajo fue una revolución que cambió prácticamente todas las tareas. No sólo el ordenador sustituyó a la máquina de escribir sino que se pudo informatizar gran cantidad de procesos. Se ganó así en productividad y en calidad del trabajo pero se aumentó mucho la repetitividad de las tareas. Y más aún con la aparición de los teclados de membranas y las pantallas táctiles. El cambio de postura modificó las condiciones ergonómicas en las que se desarrollaba el trabajo de oficina. En los viejos tiempos, las manos se mantenían en alto para teclear, levantando ligeramente los hombros para ello. Así, la configuración de la articulación de la muñeca era bastante neutra (ni hacia arriba, ni hacia abajo). El teclado básicamente plano de los ordenadores y, sobre todo, la aparición del ratón supusieron un cambio radical en esta situación.
Y dijo Jobs: hágase el mouse fácil y barato. Y el mouse se hizo de plástico y habitó entre nosotros

¿Vacaciones? ¡No sin Ergonomía!
No, en Ergonomik no nos vamos de vacaciones. Tranquilos, que seguiremos escribiendo por aquí durante todo el verano para contaros cosas interesantes. Incluso si estáis en la playa o en la montaña, dentro o fuera de España.
En vacaciones descansamos, visitamos sitios que nos gustan o que no conocemos, pasamos tiempo con los amigos, trasnochamos y remoloneamos en la cama (si no hay niños pequeños, claro). Pero, por encima de todo, las vacaciones suponen cambiar nuestra realidad cotidiana haciendo más estimulante
nuestro entorno y actividades, para recuperar energías e ilusión a la vuelta.